20 de octubre de 2008

1993 - La magia de mi raza (CD) - Ricardo Vilca y sus amigos

Edición 1993 Edición 2003
Ficha Técnica:
Músicos:
Ricardo Vilca (compositor e intérprete de guitarra)
José Sergio Toconas (charango)
Jesús José Castro (quena y zamponia)
José Eugenio Gonzalez (quena y zamponia)
David Lozano (bajo eléctrico)
Carlos Cabrera (percusión)

Grabado en Estudios Panda en mayo de 1992 (remasterización digital mayo del 2003)
Técnico de grabación: Luis Perrusi
Producción artistica: Mario Kirlis
Producción ejecutiva: Abraham Dip
Dirección de arte (edición 2003): Matias Barbati
Editado por Música & Marketing S.A. (17009)

Temas:
01-Plegaria de sikus y campanas
02-Carnaval misterio y fuga
03-Dialogo de quenas y zamponias
04-Misachico en Cangreguillos
05-Quebrada de sol y de luna (Letra: Ricardo Vilca)
06-Danza del keu
07-Guanuqueando (Letra: Graciela Volodarsky)
08-Caminante
09-Sentimiento
10-Retumbo de antigales
11-El canto del Tero-Tero
12-Llamita

Más info...

Les copio este texto escrito por Ana María Lacunza que es una excelente descripción de este gran músico. (el original del mismo lo pueden encontrar en el interior de las dos ediciones de este disco y en la página oficial de Ricardo Vilca)
"Ricardo Vilca es artesano del silencio.
Hace de él una materia viva y hábilmente le da formas transfiriéndole sus emociones.
A partir de allí, el silencio se torna artesanía sonora que crece en el territorio interior del hombre y taladra en su impenetrabilidad.
En amistad con el silencio, Vilca percibe lo que los demás dibujan, pintan, esculpen o, simplemente, cantan.
Tiene traducido el diálogo intenso de la Quebrada de Humahuaca viva en la savia misteriosa de los antigales, con el Sol y con la Luna.
Tiene descubierto el misterio del carnaval que enamora, besa y huye.

Ricardo Vilca sabe cómo volcar el denso, oscuro, mensaje del silencio en los moldes tubulares de los sikus y las quenas. Sabe cómo amplificar la voz de los ocultos antigales y liberarla sobre las cuerdas de guitarras y charangos.
Ricardo ama al silencio.
En su hermandad, evade soledades.
Su música le construye catedrales que preservan al caminante, arriero de esperanzas, al ventero de los labios quebrados, a la llamita, arrogante imilla del puneño que coquetea con el cardón arisco pero también con las estrellas, a las campanas de la Candelaria, a María, la niña que ahora habita el cielo de los ancestros porque un rayo le robó la vida.
Pero hay más en la música de Ricardo Vilca.
Tiene la energía de su raza y los verbos del hijo del Sol que, inmutables, traducen los cardones.
Tiene el rumoreo de antiguas alegrías que vuelven en maíz y carnaval.
Y el canto de los teros. La conquista del keu enamorado, el sonido de las hojas que caen en otoño, la levedad del paso de cuarteadores y danzarines en el misachico de Cangregillos.
Himno de sikuri y zampoñero, elegía de pervive en antigales, la música de Ricardo Vilca es la Quebrada de Humahuaca deshabitada de silencios y la altipampa despojada de espinas.
Es parte de la geografía íntima de Jujuy y la flecha que hiende el aire y no pierde el rumbo porque la mano de una soberbia raza la dispara"

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